martes, 28 de mayo de 2013

YA ESTÁN TODOS LOS QUE SON... POR AHORA



Un equipo se hace grande con el trabajo y la colaboración de todos sus integrantes pues cada uno de ellos aporta su grano de arena para crear entre todos una gran playa a la que todos sus visitantes otorgamos la bandera azul, esa que solamente se merecen los grandes arenales.



Da igual que haya días donde la lluvia, el viento o el frío puedan remover las arenillas, el paisaje del que disfrutamos sigue siendo igual de hermoso. El color del cielo siempre reflejará el tono del mar:el azul que atraviesa las camisetas de este equipo.




Al final del día, soleado o tormentoso, las estrellas volverán a iluminar el tiempo y el espacio. Es ahí cuando la naturaleza descansa y se recupera para afrontar un nuevo amanecer.

sábado, 25 de mayo de 2013

NO ESTÁN TODOS LOS QUE SON, SÍ SON TODOS LOS QUE ESTÁN






Este bebé es, con el permiso de todos los padres, el seguidor más tierno de todos los que disfrutamos apoyando a este equipo. Teniendo inconscientemente la sabiduría que la vida le concede no sabe todavía que su casi estrenada energía vital se suma a la que tienen los jugadores que defienden, con orgullo, el nombre del club que da color a su pequeña camiseta. Junto a él todos y cada uno de los componentes de este grupo se divierten jugando para regalar alegría a todos los que están a su alrededor.



No hay mayor acto de generosidad que dar todo lo que uno tiene. Ofrecer en cada momento lo mejor de ellos los hace grandes. En cada partido lo pretenden y en cada partido lo consiguen.



No debe resultar sencillo salir a un campo, donde aguarda un público expectante e ilusionado, con el objetivo final de una victoria. Esa intuida responsabilidad a veces pesa tanto que la pelota parece estar hecha de hierro. Desde las gradas no se aprecia. Sus corazones son sensibles más allá de la lógica.



Son tan sensibles que, solo con recibir la mirada de sus padres, se sienten los niños más felices del mundo. Entonces los miedos se van porque saben que solamente los valientes pueden sentirlo. Esa mirada los protege como armadura de acero. Dentro de ella se encuentran seguros.



Quizás, cuando el tiempo del partido llega a su fin y los abrazos relajan su tensión, respiren más tranquilos para dejar que el aire, que ya no está frío, les llene nuevamente de esa fuerza que los hace invencibles. Para todos nosotros.



Es maravilloso recordar lo que los diez años te regalan: todo lo bueno para ser vivido, infinitas posibilidades de felicidad, risas incalculables y muchos juguetes. Ahí es nada. ¡Muchas felicidades Sergio!



A través de sus ojos se nos aparece su universo hecho de sueños, de agradables sorpresas, de bonitos partidos, de meriendas festivas,  de torneos que se juegan para seguir jugando y de días de ensueño.



Con el pelo aún mojado y el pasado pasado seguro que esperan que les llegue el momento de comenzar de nuevo. El cansancio voló como vuelan las nubes, como vuela nuestro tiempo, no el suyo. Sus relojes no tienen agujas. Siempre es la hora para ellos. Ahora.



Abandonan el campo después de haber dejado su fuerza en cada pase, en cada tiro. En todo lo que hacen depositan su alma, su buena voluntad. Cuelan el balón y la imaginación en cada red que trapasan partido tras partido.



Y sonríen tanto...




martes, 21 de mayo de 2013

A SU ALTURA


 
 

Esta tarde el gris de las nubes coloreó el partido de fútbol. No llovió pero las miradas de los jugadores no dejaron de mirar a un cielo en busca de un balón que parecía preferir jugar con el aire a no tocar el césped. A ratos lucía el sol y entonces ráfagas de tranquilidad paraban la pelota para darle la oportunidad de dejarse llevar dócilmente por unos pies inquietos e incansables. Desde abajo las jugadas se veían sin dueño, a merced de un viento que siempre sopla fuerte. Pasaba el tiempo y no pasaba. Y el balón, juguetón, simplemente rozaba su escondite final.






Mas desde arriba, a su altura, el gris de las nubes se disfrazó de color. El viento sopló para empujar varias veces el balón al redil donde antes se negaba a entrar. Aquellos pies, inquietos e incansables, decidieron tomar aire para decidir por qué lugar debería entrar la pelota. El final de la tarde coloreó un partido travieso y revoltoso.

domingo, 19 de mayo de 2013

CON EL BALÓN CALLADO

En el fútbol, como en la vida, formar parte de un grupo en el que la colaboración, la unión y la comprensión son la base de un equipo hace que la meta no sea llegar el primero sino saber llegar con el orgullo de hacer bien las cosas.  Casi todo lo demás es fruto del azar o de decisiones equivocadas que pueden llegar a establecer el resultado. Todo lo que no depende de lo que cada uno hace no debe quitarle valor a un gran esfuerzo, una entrega absoluta y una meritoria capacidad para seguir siempre hacia adelante. En el juego de vuestros hijos no hay pasado ni miradas hacia atrás. Cada partido nace para convertir su pasión en esperanza, en un paso más que les lleve, sin duda, no solo a ser mejores jugadores sino a comprender que la aceptación de la realidad les hace más fuertes, más invulnerables. No importa encajar goles que, quizás, no se ajustan a la justicia. Lo importante es entender, como ellos entienden, que jugar al fútbol es una preciosa oportunidad para aprender, para saber escuchar, para comprender que, sentados, descansando y con el balón quieto, siguen jugando. Supongo que el resultado, ese que a veces no se corresponde con el que sube al marcador, es el de más valor para los padres de unos niños que nos enseñan en cada partido y sin palabras lo que es la generosidad personal, la confianza y el ESFUERZO. Así, con mayúsculas.









viernes, 17 de mayo de 2013

ALINEACIÓN IMBATIBLE






Después de ver los húmedos partidos jugados hoy en Abegondo es fácil llegar a la conclusión de que los integrantes de este equipo nunca juegan solos. Si permites que sea también el corazón el que vea sus encuentros descubres que los padres y las madres no mueven las piernas persiguiendo un balón  pero algo dentro de ellos se mueve cada vez que su hijo, compañero de sus compañeros, está en contacto con la pelota. Parece que esos íntimos e inmóviles movimientos fuesen dados en ese rincón del alma donde la unión con los hijos se hace única e infinita. En sus rostros paterno-maternales se ven reflejados, como estrellas fugaces que cruzan el cielo para regalar deseos, impulsos que quisiesen tocar el balón rozando el pie de su hijo. Piernas infantiles que parecen ser también empujadas con las entrañas y la mejor voluntad de las energías ya  adultas de sus padres.  A veces los deseos se cumplen; a veces, sin embargo, prefieren esperan otro momento más apropiado para ser alcanzados. Son así de caprichosos. O de sabios. Cada final de partido, sea cual sea el resultado, padres e hijos se abrazan como verdaderos compañeros de equipo. Ahí ya no hay deseos. En esos besos y abrazos la realidad es la que es: un equipo humanamente imbatible.

domingo, 12 de mayo de 2013

TRISTEZA 1- RISAS DE AGUA 12































Ese fue el resultado del partido jugado hoy contra el Cabo de Cruz. Lo que al principio del fin pareció tristeza y decepción se fue convirtiendo, con el paso de los minutos, en risas, juegos en la arena y baños en un agua recién estrenada por el buen tiempo. Y es que el fútbol al que juegan estos niños es algo más que un partido, que un resultado. Es una de sus maneras instintivas de ser felices. Hacen del gol no solo un importante objetivo sino la celebración última de un deporte al que les encanta jugar. Hay días en los que la pelota no quiere trapasar la línea que separa una buena ocasión de un abrazo que festeje el gol marcado. Hoy fue uno de ellos. Mas la fiesta que no pudo celebrarse en el campo surgió sobre la arena de una playa que recibía a unos niños, ya sin lágrimas en los ojos, que lanzaron al mar una pelota que llevará a cualquier otra parte el mensaje sin palabras que cada uno de ellos comunica cuando está sobre el césped: La verdadera victoria es hacer lo que cada uno puede. Hoy lo hicieron. ¿Vencieron? ¡Vencieron!